DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

Somos un grupo de jubiladas y jubilados unidos por un común afán de libertad, justicia social y democracia participativa. Nos oponemos firmemente a toda forma de exclusión o marginación, cualesquiera que sean sus motivaciones: origen, religión, género, raza, ideología, "status" social y económico, orientación sexual y, claro está, edad. Rechazamos toda forma de política autoritaria, ejercida al margen del control democrático popular y los políticos que, en nombre de la democracia y el bien común, prescinden del pueblo que dicen representar y favorecen intereses espúreos. Reivindicamos la igualdad de todos los seres humanos y el respeto incontestable a su dignidad y derechos. En tanto que ciudadanos, aspiramos al ejercicio efectivo de nuestros derechos políticos y muy particularmente al derecho de expresar libremente nuestro pensamiento sin cortapisas ni inhibiciones. El blog responde a esta aspiración y, consecuentes con esta declaración de principios, se encuentra abierto a cuantas personas deseen expresar sus opiniones en estas páginas. Esperamos vuestra colaboración.

sábado, 23 de marzo de 2013

¿REFORMAS EN LA IGLESIA?

El amigo Pedro Serrano está últimamente que no para y continúa remitiéndonos sus analisis y valoraciones sobre el entorno religioso que nos rodea y más en concreto lo que concierne al ámbito católico. En esta ocasión sus reflexiones están relacionadas con las expectativas que se abren ante la renuncia de Benedicto XVI y la posibilidad de introducir reformas en la iglesia católica. Es evidente que estos comentarios están realizados antes de la elección del nuevo papa, lo que, sin embargo, no resta valor a su contenido. De ahí su publicación en estos momentos.


                Ríos de tinta se han escrito ya sobre la sorprendente noticia a mediados de febrero de la renuncia del papa Benedicto XVI, debido a la debilidad en que se encuentra, también por su avanzada edad y por otras enfermedades (marcapasos, leves ictus cerebrales, artrosis, escasa visión en un ojo y otras más). Cuente Benedicto con nuestras condolencias y oraciones. Muchos estimamos que es una acertada e inteligente decisión que el papa anciano y enfermo se retire para dedicarse a la oración y a la teología.

Los responsables de la Iglesia deben evitar el feo espectáculo de que nuevamente un papa aparezca pública y constantemente en un avanzado estado de decadencia física, psicológica y mental hasta su muerte, como ocurrió con Juan Pablo II.

Inmovilismo eclesial

                Benedicto XVI, cuando era el cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrinas de la Fe, fue el mejor colaborador de Juan Pablo II para mantener una Iglesia conservadora y de pensamiento único, causante de la defenestración de teólogos progresistas y ocultamiento de sacerdotes pederastas. Ya nombrado papa hace cerca de ocho años, aun su bondadoso carácter y su capacidad teológica, mantuvo la misma línea inmovilista de su antecesor. Aunque en honor a la verdad, ha tratado de purificar la Iglesia pero en consonancia con su actitud restauradora.

                El Concilio Vaticano II (1962-1965) iniciado por el buen papa Juan XXIII, propugnó la modernización de la Iglesia frente a las estructuras anticuadas con sorprendentes reformas, que entre otras están: declarándola pueblo de Dios y no poder jerárquico; estableciendo el diálogo con el mundo, evitando permanecer en el pedestal de la superioridad eclesial; abrirse al ecumenismo con las otras iglesias cristianas y al diálogo con las religiones; optar preferencialmente por los pobres y abandonar sus pactos prioritarios con los Estados capitalistas; dar voz y protagonismo a los laicos suprimiendo la mordaza a que durante siglos se les tenía sometidos; afirmando la dignidad de los trabajadores frente al capital idolátrico; animando una nueva eclesiología donde la diversidad tenga cabida en la unidad; invitando al clero a dar testimonio de pobreza frente a la ostentación a la que acostumbran; abandonar el latín en las celebraciones públicas para que los creyentes entiendan el mensaje de Dios; priorizar el estudio de la Biblia frente a los catecismos doctrinarios al uso; y otras muchas reformas más.

                Pero finalizado el Concilio, los padres conciliares renovadores se marcharon a su respectivas diócesis, mientras que los señores cardenales conservadores de la Curia romana se quedaron encargados de hacer las reformas acordadas. Una vez desaparecido Pablo VI y después de la temprana muerte de Juan Pablo I, la Curia eligió papa a Juan Pablo II, procedente del clero eclesial excesivamente conservador de Polonia.

                En la medida que pudieron, el Papa y los cardenales, ayudados de los sectores inmovilistas de la Iglesia fueron dando  una interpretación al Concilio que evidentemente no se ajustaba al espíritu de sus contenidos, ni a las necesidades del mundo moderno, especialmente de los pueblos empobrecidos.

¿Qué esperamos de la Iglesia?

                Si Dios no lo remedia, el próximo papa será conservador. Dada la estructura tradicional de la Iglesia, un papa conservador y anciano elige a los cardenales conservadores y ancianos; a su vez estos cardenales serán los  encargados, en su momento, de elegir otro papa también conservador y anciano.

                Sin embargo, el pueblo de Dios y la humanidad necesitan la renovación de la Iglesia. Benedicto XVI, aprovechando el escaso tiempo que le queda hasta el día 28 de febrero en que volverá a ser Joseph Ratzinger, ha manifestado su queja frente al proceder de algunos cardenales: hay que seguir luchando por “una verdadera renovación de la Iglesia”. “La Iglesia no es una estructura. Son todos los cristianos, no un grupo que se declara Iglesia”. ¿Se referirá en estas palabras a las luchas entre distintos grupos de la Curia?

En otro momento expresó: “la división desfigura a la Iglesia. Debemos superar nuestras rivalidades”. Luego hay enemistades entre los grupos conservadores en su lucha por la hegemonía y el control del banco vaticano “IOR” y los dineros.

Añadió Benedicto XVI: “muchos están listos a rasgarse las vestiduras frente a escándalos e injusticias, naturalmente cometidos por otros, pero pocos parecen dispuestos a actuar en su propio corazón”. Sus palabras llaman a la conversión.

Reformas urgentes

La Iglesia necesita, una democratización de sus estructuras; que los cargos de párroco, obispo y papa se asuman en elecciones correspondientes. Suprimir los concordatos con las dictaduras y los Estados capitalistas; dialogar con partidos y gobiernos de izquierda, pues tienen muchas cosas positivas. Suprimir el Estado Vaticano como la mejor manera de mostrar la separación entre Iglesia y Estado. Defender profética y firmemente a las clases populares explotadas por oligarquías ambiciosas. Su Doctrina Social debe condenar el capitalismo neoliberal, pues es “intrínsecamente perverso” (Pablo VI). Abrir el sacerdocio a casados y mujeres. Asimismo, renunciar a muchas propiedades innecesarias para la evangelización…
Pedro Serrano García

 

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