DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

Somos un grupo de jubiladas y jubilados unidos por un común afán de libertad, justicia social y democracia participativa. Nos oponemos firmemente a toda forma de exclusión o marginación, cualesquiera que sean sus motivaciones: origen, religión, género, raza, ideología, "status" social y económico, orientación sexual y, claro está, edad. Rechazamos toda forma de política autoritaria, ejercida al margen del control democrático popular y los políticos que, en nombre de la democracia y el bien común, prescinden del pueblo que dicen representar y favorecen intereses espúreos. Reivindicamos la igualdad de todos los seres humanos y el respeto incontestable a su dignidad y derechos. En tanto que ciudadanos, aspiramos al ejercicio efectivo de nuestros derechos políticos y muy particularmente al derecho de expresar libremente nuestro pensamiento sin cortapisas ni inhibiciones. El blog responde a esta aspiración y, consecuentes con esta declaración de principios, se encuentra abierto a cuantas personas deseen expresar sus opiniones en estas páginas. Esperamos vuestra colaboración.

martes, 20 de marzo de 2012

A VUELA PLUMA

EL FASCISMO QUE NO CESA

El espantoso atentado   llevado a cabo ayer en Toulouse por un individuo no identificado a la puerta de un  colegio judío, en el que han  muerto tres niños y un adulto,  ha causado enorme conmoción en Francia, que se encuentra ahora en plena campaña electoral. Las pruebas balísticas  y las declaraciones de algunos testigos hacen pensar a la policía que el autor de este atentado es el mismo que el de otros dos    perpretados días antes en una población cercana a Toulouse contra  tres paracaidistas: dos de origen  magrebí y otro de color negro, oriundo este  de Guadalupe.

Hasta aquí la noticia. Habrá que esperar a su desenlace, con la detención del autor de los atentados, para extraer todas las consecuencias políticas de esta acción terrorista, pero el mensaje transmitido mediante los  hechos consumados no puede ser más claro: el del odio criminal  a la "impureza francesa" que en la ideología fascista representan "moros, judíos y negros" y a los cuales, según esta misma ideología,  "es menester combatir mediante la violencia".  El propósito de los atentados,  en vísperas de las elecciones presidenciales, responde, pues,  con toda evidencia  a un objetivo político y, en ningún caso, cabe atribuirlos a la acción de un psicópata aislado.  Así que estamos ante un nuevo acto de terrorismo fascista, que viene a sumarse  a los atentados de Oslo, ocurridos en julio del año pasado, y, en algún modo, a los ocho asesinatos de siete turcos, un griego y un policía, llevados a cabo por el grupo neonazi  Resistencia Nacional Socialista en Alemania a lo largo de 13 años, que, según todos los indicios, contaba con la connivencia de determinados agentes  de la propia policía alemana, esto es,  estamos ante un acto de violencia fascista puro y duro.

Esto es así porque,  como decía Tomás de Aquino,   no hay efecto sin causa, y estos atentados no pueden entenderse en modo alguno como hechos aislados casuales, cuya responsabilidad correspondería en exclusiva a individuos de mente criminal. Sin el clima ideológico de tolerancia y comprensión  con las propuestas históricas del fascismo, que los actuales  populismos y los florecientes partidos  de extrema derecha de toda Europa alimenta con sus propuestas  excluyentes, nacionalistas y xenófobas,   las organizaciones puramente  fascistas o neonazis, que nunca han dejado de estar latentes en la vida política,  carecerían de influencia ideológica y  resultarían hoy  inoperantes por  faltas de apoyo.  A este clima de perversión política están    contribuyendo también, por su parte,   políticos europeos pertenecientes a partidos de la  derecha clásica aún considerados democráticos, en su busca de votos en el granero de la extrema derecha -piensese ahora en Sarkozy-, los cuales, en vez de oponerse con claridad  de argumentos y energía a las propuestas excluyentes de la extrema derecha, las acogen con fervor casi patriótico y las incluyen en sus programas electorales. No están exentos tampoco de  total responsabilidad  en la actual deriva fascista   los partidos socialdemócratas europeos, incapaces de mantener sus señas de identidad ideológicas y de oponerse al neoliberalismo depredador que nos asfixia. Y por no estarlo ellos, todo hay que decirlo,  tampoco lo estamos nosotros, los ciudadanos europeos,  que, con nuestra indiferencia, nuestro silencio o  nuestro miedo contribuimos a mantener el actual estado de cosas. ¿Hasta cuándo?





No hay comentarios:

Publicar un comentario