Esta es la portada de una nueva
revista que sale todos los meses y que se llama LA MAREA. No sé si ya la
conocéis, pero para los que no tengan ni idea, decir que la revista, que tiene
formato y tamaño de papel de periódico, la editan periodistas que estuvieron
trabajando en el diario PÚBLICO, desaparecido hace ya algunos meses por
problemas económicos. La novedad, y la gran virtud y el mérito de esta
publicación, es que se ha hecho en plan de cooperativa. Es decir que son los
socios de la misma, que a la vez pueden ser, y de hecho son, los lectores, los
que dan su opinión sobre los contenidos y conforman la linea editorial, junto
con el colectivo de periodistas que trabajan allí. Este es el segundo número que
sacan, y la verdad es que merece la pena leerla, porque te puedes enterar de
cosas que no salen o no pueden salir en la prensa convencional, ya que toda ella
está sometida a los dictados de grupos de presión muy fuertes económicamente hablando, que en forma de contratos de publicidad con esos medios
(que por otra parte es el principal sostén de la prensa escrita hoy día), los
tienen sojuzgados.
Pues bien, esto no ocurre con LA MAREA, ya que no hay Consejo de Administración ni accionistas a los que deban rendir cuentas, lo que se traduce en una mejor información sobre asuntos que de verdad nos conciernen, que suelen ser aquellos que no interesan ni política ni económicamente sacarlos a la luz.
El artículo en este segundo número sobre la monarquía es un buen ejemplo, ya que, huyendo de las felicitaciones al uso por el cumpleaños del príncipe, ahonda en los entresijos de la sucesión que está por llegar.
¡Ah, se me olvidaba! Yo no tengo ningún interés económico en esta publicación. Sólo que me parece que este tipo de prensa es la que nos hace un poco menos ignorantes.
Ricardo Amor.
Pues bien, esto no ocurre con LA MAREA, ya que no hay Consejo de Administración ni accionistas a los que deban rendir cuentas, lo que se traduce en una mejor información sobre asuntos que de verdad nos conciernen, que suelen ser aquellos que no interesan ni política ni económicamente sacarlos a la luz.
El artículo en este segundo número sobre la monarquía es un buen ejemplo, ya que, huyendo de las felicitaciones al uso por el cumpleaños del príncipe, ahonda en los entresijos de la sucesión que está por llegar.
¡Ah, se me olvidaba! Yo no tengo ningún interés económico en esta publicación. Sólo que me parece que este tipo de prensa es la que nos hace un poco menos ignorantes.
Ricardo Amor.