LA RELIGIÓN DEL MERCADO
Pedro Serrano García
Cuestiones económicas
Los seres vivos
(plantas animales y personas), necesitan satisfacer sus necesidades físicas
para poder subsistir. El ser humano, aunque dotado de espiritualidad, su vida depende de la consecución de agua, alimentos,
vestidos, viviendas, higiene, clima
benigno, transportes, seguridad… Así logra salud y capacidad para procrear. La
obtención de esos objetos de uso y consumo las personas las adquieren mediante
el trabajo social (agrícola, minero, artesano, industrial, comercial, transporte,
fuerzas de seguridad y de servicios).
Pero el ser humano
no se conforma con aprovechar los bienes de la naturaleza, sino que tiene la
capacidad de transcenderla e ir transformándola para el progreso, mediante la
innovación y la transmisión de experiencias y saberes a las generaciones
presentes y posteriores. Surgen así nuevas profesiones como las de lingüista, literato,
pensador, historiador, investigador, científico, técnico, formador, profesor,
artista, religioso y muchas otras más. Desde su origen, el ser humano es
creador de cultura, como expresión de identidades, humanizaciones y desarrollos
de civilizaciones expresadas en múltiples nacionalidades.
Claro que, al
vivir en sociedad las personas, especializadas en una o varias actividades,
necesitan el intercambio comercial (mercado) y la organización social (Estado).
La gran genialidad humana, es el descubrimiento de un instrumento de cambio
único de todos los bienes y servicios que les son necesarios a los hombres y
mujeres (dinero).
Así tenemos que,
las relaciones económicas locales, nacionales e internacionales, están logradas
por la empresa pública o privada (encargada
de la producción, finanzas y servicios), el mercado (donde se posibilita la oferta y la demanda comercial), el dinero (único instrumento de cambio de
todos los bienes y servicios) y Estado
(garante y encargado del orden, la justicia, la subsidiariedad y la seguridad).
Ello conlleva nuevas profesiones, como bancarias y financieras, políticas y
defensivas, judiciales y administrativas, parlamentarias y policiales…
Absolutización idolátrica
En el sistema
económico-político neoliberal que rige globalmente en todos los pueblos
desarrollados y subdesarrollados, ha habido una trágica perversión moral. Pues
algunos instrumentos económico, buenos para la existencia, la convivencia y el
progreso de los pueblos, unas minorías dominantes los han trasformado de, objetos relativos al servicio de las
comunidades humanas en ídolos absolutos
al que han de someterse las mayorías populares.
Hoy se tiende a
absolutizar a la empresa, al mercado, al dinero, y al Estado; es decir, que
estas mediciones que han de estar al servicio del bien común, las grandes
mayorías quedan sometidas a ellos para beneficio de unas minorías.
En la religión idolátrica del mercado, su
único dios es el dinero,
suplantando al Dios-Amor. El dios-dinero
es omnipotente, omnisciente y providente.
El ídolo-dinero es capaz de introducir en el paraíso de la riqueza personal a sus elegidos (sinvergüenzas,
explotadores y corruptos), mientras condena al infierno de la pobreza a los marginados (inocentes, explotados y honrados).
Los templos donde se adora al dios-dinero
son los bancos y las empresas guiadas por la máxima ganancia de gerentes y el
mínimo salario para trabajadores. El Estado con sus poderes ejecutivo,
legislativo y judicial, asume la función de la organización religiosa, encargado de que los pueblos se sometan a
la religión del mercado, donde los humanos empobrecidos han de trabajar como
esclavos al servicio de los enriquecidos. Fuera de la religión del mercado no
hay salvación.
La doctrina religiosa es ideología
neoliberal, basada en creencias de: individualismo feroz, y fundamentalismo
inconsciente. Los valores éticos y los derechos humanos se ponen en función de
la ganancia de los poderosos. Privatización de la economía, libertad de mercado
y empresa, Estado y partidos políticos al servicio de los poderes financieros,
desregulación del mercado, colonización económica, reducción del gasto social y
laboral, exención de impuestos a multinacionales y grandes empresas, mientras
se cargan los tributos a trabajadores y ciudadanos…
Las grandes asambleas litúrgicas de la religión
universal del mercado son el G8, el G20, el BM, el FMI y la OMC; la Comisión
Europea y el Banco Central Europeo; donde se toman las decisiones a favor de
los ricos y contra los pobres. La evangelización
del mercado se hace a través de la propaganda, creando necesidades superfluas y
“lavado de cerebro” a las mayorías trabajadoras y ciudadanas para que acepten
sumisos al perverso capitalismo.
En la religión del
mercado, los sacramentos son los
productos comerciales; mientras, en el altar
de la globalización neoliberal se sacrifican diariamente millones de personas
a perecer por el hambre y la guerra, destruyéndose el medio ambiente. El alto clero en la religión del mercado
son los grandes magnates de la economía y la política. Sacralización de
países centrales y desprecio de países
periféricos.
Las nuevas tablas
de la ley son: capitalismo, privatización, desregulación, ganancia de pocos,
empobrecimiento de muchos, liberalización de mercados, hegemonía del poder
financiero, Estado gendarme, democracia aparente y colonización de países subdesarrollados.
Pero la Teología de la Liberación ofrece una
alternativa: potenciar la humanización solidaria, igualitaria, comunitaria y
liberadora de los oprimidos. Otro mundo es posible.
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