Parece ser que la respuesta al interrogante es un no rotundo. La lengua ha sido modificada, y se sigue modificando, con harta frecuencia. Es más, todo el mundo coincide en manifestar que la lengua es un instrumento vivo.
¿Dónde está el problema entonces? Para empezar, a mi modo de ver, el informe de la RAE está elaborado desde la arrogancia, la prepotencia y la chulería. Trata de imponer de una manera un tanto jactanciosa unas normas gramaticales a las que dan un valor en sí mismas por encima de la realidad y lo que es peor, la justicia. Es verdad que la utilización del masculino y femenino continuamente puede dificultar, a veces, el entendimiento del discurso. Pero, no siempre.
En todo caso, lo que deberían de hacer los tropecientos académicos y las pocas académicas (que esa es otra) es ofrecer alternativas coherentes gramaticalmente, que recogieran el sentir de lo que parece ser no es una cuestión de cuatro locas. No hay nada más que fijarse en las entidades e instituciones que hay detrás de los manuales de uso del lenguaje que analiza el informe de la RAE.
Hay una línea de defensa de la posición académica que dice que el lenguaje no es sexista, que son las personas quienes lo son y que lo que hay que hacer es cambiar la mentalidad de las personas. Que el lenguaje sólo es el reflejo de la realidad social. Pero, ¿qué fue antes el huevo o la gallina? ¿No favorece esta mentalidad que el lenguaje siga discriminando y excluyendo a la mitad de la población? O, dicho de otra forma, la modificación de las reglas gramaticales del lenguaje ¿no ayudaría o modificar actitudes machistas?
Hablando con mi hijo pequeño de este tema, que todavía cursa estudios de la ESO, me dice que su profesora de lengua les ha dicho que cuando ella dice “alumnos” deben de darse por aludidos tanto chicos como chicas, pues ese término engloba a ambos sexos. Él lo defiende porque dice que “todo el mundo sabe que el masculino se utiliza para ambos sexos y además siempre ha sido así”. Sin embargo al preguntarle cómo se sentiría él si se utilizara el femenino como genérico, que la profesora utilizara el alumnas en lugar de alumnos, se echa reír y dice: ¡joder, tío! Al final reconoce que se sentiría raro, incómodo. Le sugiero que pida a su profesora que explique porqué se utiliza el masculino y no el femenino como genérico. Además que proponga, a especie de juego, que durante una semana cambien el genérico masculino por el genérico femenino, a ver qué pasa.
En fin, lo que puedo yo decir al respecto es que la lectura del dichoso informe me ha convencido para pasarme con armas y bagajes a las trincheras de defensa del lenguaje no sexista y a exhortar a los académicos y académicas que se pongan manos a la obra para conseguir la visibilidad de la mujer en el lenguaje.
En fin, lo que puedo yo decir al respecto es que la lectura del dichoso informe me ha convencido para pasarme con armas y bagajes a las trincheras de defensa del lenguaje no sexista y a exhortar a los académicos y académicas que se pongan manos a la obra para conseguir la visibilidad de la mujer en el lenguaje.
Así que, saludos cordiales a todos y a TODAS
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