En estos momentos el gobierno
del PP, con el pretexto de la crisis, está desmontando toda la arquitectura del
estado de bienestar que habíamos construido entre todos. Y digo con el pretexto
porque esas tontunas, sí, tontunas, que dice Mariano Rajoy como que no podemos gastar más de lo que tenemos.
Es pura patraña, filfa, estupidez mayúscula. Sin embargo, hay mucha gente que
se lo cree. Para comprobarlo basta que veamos en la TV o escuchemos en la radio
algún debate sobre la situación económica, que siempre habrá alguien que
mantenga esta misma posición ramplona y mema.
Bien se sabe, no obstante, que en cualquier tipo de economía, sea ésta micro o macro, está compuesta de dos elementos básicos y fundamentales, que son los ingresos y los gastos y cualquier variación en uno de ellos conlleva de forma automática la modificación del resultado final. Es decir, en una situación donde las cuentas cuadran, pues los gastos y los ingresos están equilibrados, en el momento que uno de estos dos elementos varíe, el resultado final se descuajaringa, ¿verdad? Es lo que se ha producido en estos momentos de crisis, que el elemento de ingresos se ha reducido y, por lo tanto, las cifras finales se han descuadrado.
Nos encontramos, pues, en una situación de desequilibrio de las cuentas públicas, ya que uno de los dos elementos básicos se ha modificado y eso ha repercutido, como es lógico, en el resultado final. Ahora bien, para volver a cuadrar y conseguir de nuevo un equilibrio en las cuentas públicas, se puede actuar de distintas maneras. La que ha utilizado el gobierno del PP es, desde mi punto de vista, la más sencilla: tenemos menos ingresos, reducimos los gastos y ya está (otra cosa, como veremos más adelante, es la decisión de en qué sectores reducimos los gastos). Pero también se puede actuar sobre los ingresos y buscar otras fuentes de ingresos que contrarresten las que se han perdido a causa de la crisis. En resumen, para que las cuentas cuadren se puede reducir el gasto o, por el contrario, aumentar los ingresos. Y eso en las cuentas del Estado se hace a través de los Presupuestos Generales. El incidir en un elemento o en otro –en los gastos o en los ingresos- depende de los objetivos que se persiga conseguir y, sobre todo, de los cauces que se vayan a utilizar para conseguir esos logros. En resumen, delimitar sobre las espaldas de quien se va a hacer recaer el sacrificio del equilibrio presupestario, es algo fundamental.
El gobierno del PP, como decíamos, ha optado por la reducción de gastos, pero podría haber optado por buscar nuevas fuentes de ingreso para volver al equilibrio presupuestario sin mover la partida de gastos. De sobra es conocido, por ejemplo, que el sistema fiscal español es de los más injustos de Europa: la presión y el control fiscal de los más débiles es tremendo y de lo más bondadoso con el impuesto de sociedades y grandes fortunas, por ejemplo. Según todas las trazas, sin embargo, parece ser que el gobierno del PP va a actuar en este sentido para cuadrar las cuentas y pretende aumentar los ingresos del Estado mediante el aumento del Impuesto del Valor Añadido (IVA) que, como se sabe, es un impuesto indirecto y por ello grava de la misma manera al multimillonario que al parado. Es decir, mediante esta medida el gobierno va a seguir profundizando en la injusticia del sistema fiscal español perjudicando, una vez más, a las clases menos favorecidas.
Pero, donde fundamentalmente, y hasta ahora, ha actuado el gobierno del PP para cuadrar las cuentas ha sido mediante el recorte de los gastos. Y es en esta actuación de utilizar las tijeras en donde se enmarca la tontuna del Presidente del Gobierno ya mencionada. Porque, aunque sea una perogrullada, es conveniente decirlo: no se trata, en todo caso, de no gastar más de lo que tenemos, sino en qué nos gastamos lo que tenemos. Porque es obvio que lo que tenemos nos lo podemos gastar de muchas formas y maneras, y esa es la cuestión.
Cómo es posible que se diga que no nos podemos permitir el mantenimiento de la investigación en este país mientras que se sigue abonando cantidades ingentes a la iglesia católica, por ejemplo. Como es posible que se asegure que no nos podemos permitir el mantenimiento de la enseñanza y sanidad pública tal como hasta ahora la teníamos mientras se destinan miles y miles de millones de euros al sostenimiento de la banca. Se dice y argumenta, en este caso, que la banca es el pilar del sistema y no es posible dejarla caer; si tan importante y esencial es su papel en nuestras vidas y en la economía de un país ¿por qué no se nacionaliza y se crea un banca pública que esté al servicio de todos?
Las varas de medir se hacen frecuentes en estos días, qué lo vamos a hacer. Así, mientras Rajoy dice que no podemos gastar lo que no tenemos, uno de sus ministros, en concreto el de Educación, Cultura y Deporte, Sr. Wert, lo tiene muy claro, el jodío, pues dice refiriéndose a lo que va a suponer a las familias el aumento de las tasas universitarias: Que la familia no tenga recursos para afrontar el pago de esas tasas, evidentemente se pueden dar casos. Pero no tener recursos, preguntó una vez más, ¿qué quiere decir? Que no se quiere dedicar, eeh, recursos a eso en detrimento de otras posibilidades de usar los recursos en otras cosas (sic). Bueno, ya vemos, que no es que sea muy elocuente este señor que, aunque a mí me parece un poco memo, debe tener alguna buena cualidad, no sé, supongo. Lo que sí deja claro es que, en efecto, el dinero disponible se le puede dar usos distintos; lo que ocurre, sin embargo, en este caso es que muchas familias deberían de dejar de gastar en lo más básico para su subsistencia para poder transferir esa cantidad al pago de las tasas. En cualquier caso le aseguramos al ministro que algo se va a lograr con ello, desde luego: aumentar el porcentaje de las familias españolas que viven por debajo del umbral de la pobreza.
Y como aquí el que no corre vuela, también el jefe de los obispos, Rouco, parece que lo tiene claro: Si nos obligan a pagar el IBI, si hay que pagar; bueno, en nuestro caso irá en detrimento de otras posibles acciones de la iglesia. En la acción de Cáritas, por ejemplo. Otro que baila.
En fin, que como vemos el gobierno del PP tanto si toca la partida de los ingresos (aumento del IVA), como si toca la de los gastos (recorte en sanidad, educación, investigación, funcionarios, justicia…) verdaderamente a quien tocan los/las (introducir aquí lo que a cada cual le tocan) es a toda aquella persona que no se encuentra entre la clase adinerada. Ello nos puede llevar legítimamente a concluir que no se trata de una cuestión económica sino ideológica, de la que se desprende que el gran valor es el dinero y que es lo que tiene que prevalecer por encima de todo en nuestra sociedad. Qué pena, ¿no?
Cordiales saludos,