DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

Somos un grupo de jubiladas y jubilados unidos por un común afán de libertad, justicia social y democracia participativa. Nos oponemos firmemente a toda forma de exclusión o marginación, cualesquiera que sean sus motivaciones: origen, religión, género, raza, ideología, "status" social y económico, orientación sexual y, claro está, edad. Rechazamos toda forma de política autoritaria, ejercida al margen del control democrático popular y los políticos que, en nombre de la democracia y el bien común, prescinden del pueblo que dicen representar y favorecen intereses espúreos. Reivindicamos la igualdad de todos los seres humanos y el respeto incontestable a su dignidad y derechos. En tanto que ciudadanos, aspiramos al ejercicio efectivo de nuestros derechos políticos y muy particularmente al derecho de expresar libremente nuestro pensamiento sin cortapisas ni inhibiciones. El blog responde a esta aspiración y, consecuentes con esta declaración de principios, se encuentra abierto a cuantas personas deseen expresar sus opiniones en estas páginas. Esperamos vuestra colaboración.

domingo, 31 de julio de 2011

EL TERCER... PROBLEMA

Se empeñan en continuar en el tercer puesto. Incluso da la impresión de que se encuentran incómodos con esa medalla de bronce y, dado su comportamiento, pretendan conseguir el segundo, cuando no el primer puesto del ranking. El problema es que, como si de una competición deportiva se tratara, una parte no desdeñable de la ciudadanía parece ser que les sigue, les apoya, o al menos son neutrales, y nadie parece ser que se escandalice de ese comportamiento. Sorprende que en la prensa no aparezca ninguna crítica al respecto. Cada vez más los políticos no tienen ningún empacho en decir una cosa y al día siguiente hacer todo lo contrario. En las encuestas del CIS, sin embargo, desde hace algún tiempo, los ciudadanos perciben a la clase política como el tercer problema que tiene este país.

La comparecencia de Zapatero para anunciar el adelanto de las elecciones generales es una buena prueba para demostrar esta cuestión. Hasta el día antes de su comparecencia, tanto Zapatero como otros cargos del gobierno y del partido que lo sustenta, habían venido manifestándose en la necesidad de agotar la legislatura hasta marzo. Lo argumentaban expresando que era lo mejor para España, que era lo mejor para la estabilidad del país, que era necesario ese tiempo para completar las reformas emprendidas. Algunos fueron tan explícitos que dijeron que adelantar las elecciones sería bueno para el PSOE pero malo para el país y que, por lo tanto, la responsabilidad del gobierno era mantenerse hasta el final de la legislatura en beneficio de toda la ciudadanía. Pues bien, de buenas a primeras, Zapatero sin desdecirse de lo anteriormente expresado -la bondad de agotar la legislatura- anuncia que se anticipa la fecha de las elecciones y que éstas se celebrarán el 20 de noviembre. Ninguna explicación, ninguna justificación sobre el cambio de opinión. Es más, en su comparecencia Zapatero anuncia que lo tenía “pensado desde hace tiempo” ¿Quiere decir esto que mientras nos hablaba de la necesidad de agotar la legislatura había decidido todo lo contrario? ¿Mentía antes o miente ahora? ¿Cómo es posible que lo mejor para España de un día para otro sea todo lo contrario? ¿Por qué los políticos no se sienten obligados a justificar su cambio de opinión y la toma de decisiones cuando van en contra de lo que han venido manifestando?

En fin, lo lógico, lo acertado, lo necesario, lo exigible sin más, es que antes de anunciar su decisión explicaran que elementos le han inducido a cambiar radicalmente de rumbo, que reconocieran que han estado diciendo una cosa cuando deciden la contraria y explicaran a la ciudadanía el por qué. Lo contrario, el impudor con que se cambia de criterio sin justificación ni aclaración alguna, es una falta de respeto a toda la ciudadanía absolutamente inaceptable.

Por otra parte, como ya he dicho antes, es sorprendente que desde la prensa no se le dé ninguna importancia a este hecho, y se pase directamente al análisis de los efectos del adelanto de las elecciones, como sin tal cosa, sin dar la importancia que para mí merece una cuestión de este tipo. Da la impresión de que se ha digerido, asumido e integrado en el pensamiento colectivo que los políticos son así: que dicen una cosa y cuando les conviene dicen lo contrario, sin que medie ninguna aclaración ni justificación por medio, que, efectivamente, los políticos son unos mentirosos, que es gente de poco fiar, que los programas electorales están para incumplirlos y no para lo contrario, que no significa nada el compromiso con los electores, que la ética no va con ellos. Es verdad, que resultados electorales como los producidos en la Comunidad Valenciana, puedan hacer creer que da lo mismo ocho que ochenta, ya que en este caso el asunto es todavía más grave: no sólo mienten, sino que, además, trincan sin que los electores les castiguen por ello.

A pesar de todo, afortunadamente, parte de la ciudadanía está harta y no acepta la mentira, el impudor y la farsa de muchos de nuestros políticos, que no eleva a la categoría de normal lo que a todas luces son comportamientos totalmente anómalos. Cada vez son más los ciudadanos que levantan su voz contra estos comportamientos. Ahí tenemos las simpatías que ha despertado el Movimiento 15M a pesar de su desestructuración -¿o quizás por ello?- que los partidos políticos harían bien en tener en cuenta.

En fin, ¿nos toman todos por tontos de baba cuando actúan de esta manera? ¿Lo somos? Estoy convencido de que no. Exijamos más respeto


2 comentarios:

  1. Estoy muy de acuerdo con la crítica de fondo del artículo. Los políticos mienten sin ningún pudor a los ciudadanos que dicen representar. Afirman una cosa y su contraria y no se sienten nunca obligados a explicar ni sus decisiones ni sus actos.

    Esto no es nada nuevo. Es bien sabido, la política es el arte de alcanzar el poder y conservarlo, y a este fin la moral es necesariamente un estorbo, como ya nos enseñara Maquiavelo en el siglo XVI. En el plano del puro ejercicio político, los súbditos y ciudadanos no han sido nunca considerados como sujetos de derechos, sino como una masa a la que es necesario manipular e instrumentalizar para alcanzar el fin propuesto. El ejemplo del PP es harto elocuente.

    Con todo, es preciso admitir el hecho de que aunque ajena a la moral, la política también tiene reglas generalmente admitidas. Una de ellas es la de que los presidentes y/o jefes de gobierno democráticos pueden fijar libremente la fecha de las elecciones, que es precisamente lo que acaba de hacer Zapatero. Que lo haga con el propósito de sacar ventajas electorales de su prerrogativa, mediante el engaño a su adversario y por ende a la opinión públca me parece algo comprensible y "normal" dentro del juego político, y, por lo tanto, en menor medida criticable.

    Zapatero se merece sin duda las duras críticas de Juan Manuel, pero no a cuentas, me parece, de su comportamiento en este asunto de la fecha de las elecciones.

    Paco Santos

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  2. En algo me he debido de equivocar, pues yo no critico a Zapatero por el hecho de haber adelantado las elecciones, esa es su facultad y competencia, sino por decir a los ciudadanos, de forma reiterada y hasta la saciedad, que las elecciones se celebrarían en marzo por el interés de España, y de golpe cambia y dice que por el bien de España, es decir, con el mismo argumento, las elecciones serán el 20N. Si, además, añadimos que manifestó que "desde hacía tiempo" había tomado la decisión de anticiparlas, ¿cómo es que hasta el último momento estuvo manifestando a la ciudadanía que las elecciones serían en marzo? Esa es mi crítica y no el adelantamiento electoral en sí.

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