En estos días de precampaña electoral, tanto los periódicos escritos como los editados online, vienen atiborrados de columnas, tribunas, artículos, etc. que analizan la situación política, económica y social en España. Muchos de estos análisis son efectuados desde la erudición y en muchos casos incluso los podríamos calificar de sesudos. A pesar de ello es menester que siempre estemos atentos a quien los realiza, pues en muchos casos detrás de esta opinión hay intereses concretos que mediatizan y condicionan esa opinión. A este respecto, sugiero la lectura de un pequeño y antiguo libro de José Luis Sampedro, titulado La inflación. Prótesis del sistema en el que desenmascara de forma amena y entrenida, a la par que rigurosa, algunas de las opiniones más reputadas en épocas pasadas.
Lo siento, perdón por esta digresión, vuelvo a coger el hilo de la cuestión para recomendar el artículo de hoy de Juan José Millas en El País que desde la sencillez irónica, mordad y ácida, no exenta de buen humor como en él es característico, reflexiona sobre la calidad de nuestra democracia y de nuestros políticos (y de nosotros mismos, por supuesto). El título de su columna, Finjamos que también podría haber sido "La estrategia del avestruz" o, por qué no, "¿Nos toman por gilipollas o lo somos verdaderamente?"
Un saludo,
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
Somos un grupo de jubiladas y jubilados unidos por un común afán de libertad, justicia social y democracia participativa. Nos oponemos firmemente a toda forma de exclusión o marginación, cualesquiera que sean sus motivaciones: origen, religión, género, raza, ideología, "status" social y económico, orientación sexual y, claro está, edad. Rechazamos toda forma de política autoritaria, ejercida al margen del control democrático popular y los políticos que, en nombre de la democracia y el bien común, prescinden del pueblo que dicen representar y favorecen intereses espúreos. Reivindicamos la igualdad de todos los seres humanos y el respeto incontestable a su dignidad y derechos. En tanto que ciudadanos, aspiramos al ejercicio efectivo de nuestros derechos políticos y muy particularmente al derecho de expresar libremente nuestro pensamiento sin cortapisas ni inhibiciones. El blog responde a esta aspiración y, consecuentes con esta declaración de principios, se encuentra abierto a cuantas personas deseen expresar sus opiniones en estas páginas. Esperamos vuestra colaboración.
viernes, 30 de septiembre de 2011
sábado, 10 de septiembre de 2011
De convicciones, principios y dogmas
"Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros" (Groucho Marx)
convicción.
convicción.
(Del lat. convictĭo, -ōnis).
1. f. convencimiento.
2. f. Idea religiosa, ética o política a la que se está fuertemente adherido. U. m. en pl. No puedo obrar en contra de mis convicciones.
convencimiento.
1. m. Acción y efecto de convencer.
convencer.
(Del lat. convincĕre).
1. tr. Incitar, mover con razones a alguien a hacer algo o a mudar de dictamen o de comportamiento. U. t. c. prnl.
2. tr. Probar algo de manera que racionalmente no se pueda negar. U. t. c. prnl.
principio.
(Del lat. principĭum).
6. m. Norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta. U. m. en pl.
dogma.
(Del lat. dogma, y este del gr. δόγμα).
1. m. Proposición que se asienta por firme y cierta y como principio innegable de una ciencia.
2. m. Doctrina de Dios revelada por Jesucristo a los hombres y testificada por la Iglesia.
3. m. Fundamento o puntos capitales de todo sistema, ciencia, doctrina o religión
Es evidente que tener principios o convicciones no es nada fácil. El mantenimiento de unas ideas sobre las que basar nuestro pensamiento y, sobre todo, nuestro comportamiento coherente con ese pensamiento en la vida común y cotidiana, es una tarea que siempre lleva a su lado la duda, la reflexión, el análisis, el debate, la escucha del otro, etc. En definitiva es "algo" que nunca está terminado, que es dinámico, que depende de nuestro desarrollo personal y sus experiencias (siempre que reflexiono sobre estas cuestiones acuden a mi mente las palabras de una persona que, con cierta frecuencia, repetía que él era el mismo desde los 14 años, que no había cambiado nada desde entonces. Y también siempre acude a mí la tristeza ante estas palabras). Y ello nos puede acarrear, en determinados momentos, angustia y desazón. No, no es fácil vivir con la seguridad de la duda. Por eso, con harta frecuencia recurrimos al dogma. Es mucho más cómodo parapetarse bajo el manto del dogma que, al fin y al cabo, no necesita nada más que fe, pues se prescinde de cualquier otro elemento de apoyo, bien sea analítico, bien reflexivo, nada: simplemente fe y arreando. De esta forma creemos estar alicatados hasta el techo y nada nos puede mojar/afectar, nos sentimos impregnados de la seguridad que nos da el ser poseedores de la verdad y eso nos permite vivir sin angustias, sin zozobras. Así podemos ver que, en muchas ocasiones, aquellos que han hecho suyo el dogmatismo de una ideología determinada se pasan al dogmatismo de otra que es absolutamente el extremo contrario. Eso es lo malo de la fe, que cuando se deja de creer no hay nada que hacer, hay que agarrarse a otros dogmas que nos permitan seguir como hasta ahora. Da lo mismo el contenido del dogma, lo que se busca es el cobijo de la verdad.
Esta reflexión me ha venido tras la lectura de un artículo en Nueva Tribuna.es, escrito por un tal Javier Gil con el título de El PSOE es de izquierdas, aunque a algunos no les guste, en el que, además de defender la acción política del partido, ataca a aquellos que lo califican de partido social-liberal. Lo que más me ha llamado la atención, sin embargo, es cuando manifiesta de forma tajante y contundente la afirmación de que el partido socialista, es, ha sido, y será siempre un partido de izquierdas, aunque algunos no les guste. Es aquí donde creo que entra de forma clara y directa el dogmatismo militante. Está bien, supongo que, todavía a estas alturas, hay muchas personas que piensan que las políticas que está aplicando el gobierno socialista son de izquierdas. Es verdad que, casi con toda seguridad, si el PP estuviera en el gobierno y hubiese aplicado las políticas que el PSOE ha aplicado desde mayo de 2010, dirían que eran de derechas. Ahora bien, la afirmación de que siempre será un partido de izquierdas, y por lo tanto al margen de la politica que desarrolle, deja bien a las claras qué tipo de análisis y valoración hace el articulista: ninguno. Está claro que el único elemento analítico que utiliza el articulista es el origen, el emisor de las propuestas y quien protagoniza la acción política; no las políticas en sí. Es el único método, la única forma para llegar a una conclusión tan atrevida como para afirmar que el PSOE siempre será de izquierdas: toda la acción política que desarrolle el PSOE, sea la que sea, será de izquierdas. Dogmatismo en estado puro.
Saludos,
Saludos,
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